Ya no tengo consuelo. El 27 de éste mes, a menos de 15 días de que se me perdió Leas, después de darle de cenar a mis perros, Séptimo se fue también de la casa.
Siento que tengo algo de brujo le dije a mi amigo Baltasar en nuestro trasnoche del sábado a la madrugada. Tengo premoniciones, le dije y también le dije que le había heredado eso de mamá que ella y mi padre le llamaban graciosamente a esa característica suya: Brujilda.
Pues el viernes a la noche cuándo veníamos de Unquillo hacia mi casa con éste amigo, pinchamos una goma y justamente hacía tan solo 5 o 10 días había estado pensando que el auto nuevo nunca había pinchado, y ejemplos cómo estos tengo de a montones. Pues justamente esa madrugada del sábado, con el auto roto, fuimos hasta la ruta caminando, Séptimo se nos sumó, yo tenía la sensación que lo haría por lo que llevaba el collar que se lo puse, pero cuando volvía por ese camino oscuro tuve la premonición que Séptimo decidiría ir a conocer y explorar esa zona. A la noche del sábados se fue.
La vida me ha despojado de mucho; dos perros de mis sueños, uno de ellos un hermoso moloso que tiene un valor de alrededor de Euros 1.000, mi gran compañero Leas, y ello sin considerar las muertes de mis seres más allegados y todos los animales que también he perdido y las cosas que me han sido robadas y que me costó muchísimo reponerlas.
¿Qué me estará queriendo decir Dios?
Tengo una idea, pero por una cuestión de derecho a la intimidad me lo reservaré.
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