El padre nuestro dice en cierta parte: "...el pan nuestro de cada día danos hoy" meditemos sobre ésta frase: cuando nuestro cuerpo requiere alimentos, el pan nuestro de cada día es la comida, pero cuando tenemos garantizada la comida, el pan nuestro de cada día es un curioso alimento para el alma y se llama sencillamente: Amor.
Poder tener cubiertas las necesidades primordiales de comida, vestimenta, educación básica, salud esencial, una vivienda digna y una mínima recreación; es fundamental y es lo que nos hace superar la pobreza.
Sin embargo existe ese alimento para el alma que sin llegar a brindarnos riqueza o fortuna, nos confiere "calidad de vida" y que quienes la gozan, no necesariamente son ricos materialmente.
A la Calidad de Vida la logramos cuando a nuestro ser lo podemos "compartir" con el ser de otros, por medio de cualquiera de las formas de amor que existen:
Amor Filial, Amor Fraterno, Amor de Pareja, Amor a Dios, Amor a uno mismo, Amor a la Naturaleza, etc.
Para sentir buena calidad de vida las personas se deben "convidar" unas a otras y eso es lo que la Religión llama: Comunión, con Dios y con el prójimo, a lo que deberíamos agregarle; con la naturaleza.
El tema con los clientes y proveedores es un tema aparte que merece una explicación extra:
Es sabido que en el mundo de hoy, se requieren vender bienes y servicios para recibir a cambio dinero como moneda de pago, que a su vez nos posibilita adquirir la mayor parte de los bienes y servicios que ofrece la Economía Capitalista. Sin embargo lo que hace mucho trato de sostener es que para recibir una buena calidad de vida, además de la Economía Capitalista, nos puede ayudar mucho; La Economía Social con base en el mutualismo y el cooperativismo, entendidos éstos dos términos en el sentido más amplio que podamos comprenderlos.
Esto implicaría que existirían ciertos clientes y proveedores dentro de nuestras respectivas Comunidades Afectivas, con quienes podríamos aceptar la idea y la práctica, de "Trocar" algunos bienes y servicios, de entre los muchos que se comercializan y con miras a una mejor calidad de vida mutua, no necesariamente buscando el dinero como instrumento de cambio.
Para esto deberíamos tener las necesidades básicas, antes mencionadas, mínimamente satisfechas, como para poder pretender dedicarnos, no solo a trabajar regularmente, sino a cultivar el Alma, por medio del voluntariado recíproco, cuando exista escacez de liquidez para el pago.
Lo que pretendo decir en definitiva es que por lo que uno da de si, el otro paga con algo de si de manera recíproca.
Eso es amor, es un dar y recibir constante, que puede aprenderse a que fluya permanentemente y de manera desinhibida, sin los condicionamientos del dinero y las contrataciones.
Es fundamental tener siempre presente que hay que luchar contra el carácter egocéntrico y demandante, pues ahí se produce un desequilibrio para el que da más de sí, que a la corta o a la larga termina desgastándolo y obligándolo a abandonar el vínculo, para resguardarse y protegerse.
Lo que pretendo decir en definitiva es que por lo que uno da de si, el otro paga con algo de si de manera recíproca.
Eso es amor, es un dar y recibir constante, que puede aprenderse a que fluya permanentemente y de manera desinhibida, sin los condicionamientos del dinero y las contrataciones.
Es fundamental tener siempre presente que hay que luchar contra el carácter egocéntrico y demandante, pues ahí se produce un desequilibrio para el que da más de sí, que a la corta o a la larga termina desgastándolo y obligándolo a abandonar el vínculo, para resguardarse y protegerse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario