Querido Señor:
El otro día te pedía que me permitieras de una vez por todas, retirarme tranquilo del mundo laboral, sin embargo, me di cuenta que a mi
pedido me lo estaban inspirando mis demonios internos, en particular el de la
acedia.
Ya había meditado mucho, antes, que lo más conveniente para
mi ser, es el “envejecimiento activo” como el de los médicos.
Lo que me ocurre es que hace ya un buen tiempo, ando un poco
estresado y ya sabemos que el estrés me afecta mucho.
Te agradezco en definitiva que me sigas otorgando diversos
trabajos y que pueda continuar sintiéndome útil a La Sociedad.
Por mi parte,
Señor le haré honor a ese rol activo y vigente que Vos me has conferido y por
otro lado, disfrutaré la condición de refugiado, para poder dedicarme también a la vida
contemplativa.
Está todo bien conmigo, me sigo sintiendo bendecido. Solo me falta estabilizarme en este estilo de vida Single, lo cual es toda una sorpresa para mi y que más de una vez me hace sentir demasiado la parte difícil de la soledad.
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