El Refugio, Bº Estancia San José, Pueblo Unquillo, 24 de Octubre de 2017, 1: 50 a.m.
Saben que siempre me gustó poner nombres.
Belén, mi nueva A.T., que comenzará a trabajar conmigo éste jueves, es la única que me ha entendido el por qué. Ella dice que ello me "ordena".
La cosa es que desde la adolescencia cuando es normal que las personas se identifiquen con tales o cuales grupos en su búsqueda de la propia identidad, me ocurre que no me podía identificar ni con unos Monserratenses (conservas), ni con los otros (progres), ni con los Leoninos de uno y otro lado.
Hay tres cosas que me gustaría compartirles esta noche de "iluminación":
1) Parecería patológico que a ésta edad todavía siga en esa búsqueda adolescente, sin embargo humildemente no creo que sea así, pues en realidad no es aquella misma búsqueda sino propiamente una exploración en la crisis de la mitad de la vida que todos estamos atravesando, una especie de repaso, se le podría decir.
2) Me remito al Eneagrama, que tantas veces nos lo mencionaba Martín, para fundamentar que los de mi eneatipo 4, tenemos entre otras características, a veces ventajosa, muchas otras, una verdadera carga...: el hecho de ser únicos.
3) El nombre con el que englobo a mis amigos del Monserrat que me adoptaron en 1982 y los compañer@s de aula, que también me acompañan desde ese mismo año, y con los que pertenezco a la Familia Mercedaria. Ese nombre es:
"Amigos de la Secundaria".
"Amigos de la Secundaria".
Todos ustedes saben que el mayor de mis desafíos desde muchos puntos de vista es "permanecer inserto". Por favor, no hagan caso a mi conducta cíclica y abandónica recurrente. También saben que cuando regreso de mis viajes introspectivos, vuelvo con toda mi intensidad.
Abrazo amigos del Secundario. ¡Son parte de mí! No lo olviden nunca.
¡BRAVO POR CAMBIEMOS!
¡BRAVO POR CAMBIEMOS!
EL MAGO
ULTIMA EUFORIA
EL DESGANO
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