El día de mi cumpleaños, estaba tomando una coquita en un kiosco y pasó una chica con un bebé y un perro gigante caminando a su par, suelto. No había reparado mucho en él pero la escuché decir algo así como que lo regalaba. Ahí pare las antenas y comencé a verlo y me dije: ¡No puedo dejar pasar ésta oportunidad!, así que tome mi envase y salí corriendo más o menos media cuadra hasta que la llamé y le pregunté: ¿Es verdad que regalan este perro?
-Si me dijo ella, lo encontramos perdido y lo llevamos a casa pero es muy rompedor y mi mamá lo quiere dar. Ahí nomás me anoté para que me lo regalaran y a partir de ahí comenzamos a mantener comunicación por esporádica por Whatsapp. Les costó mucho desapegarse, porque en la casa había niños que se habían encariñado con el gigantón. La cuestión es que el martes 4 pasado, decidí ver si podía apresurar el desapego y les ofrecí comprárselo por lo único que les podía ofrecer que eran $ 500. Micaela, como se llamaba su guardadora, aceptó gustosa y al día siguiente me estaba haciendo la entrega. Note que su casita era de lo más humilde y consdieré que el dinero que le estaba dando era más una caridad que un pago.
Ese día lo llevé a Colorín Colorado y se lo presenté a las hembras de allá. La primera en conocerlo fue Una que se moría de miedo y temblaba toda, pero no dejaba de ladrarle. Después encerré a Una e hice pasar a Alba, esta pareciera que se hubiera enamorado inmediatamente del grandote, aunque se le pararon todos los pelos, enseguida entabló amistad con él. Después la guardé y la hice pasar a la tercera, Petra, reaccionó con sumisión y temor, como es su táctica habitual, y eso hizo que se aceptaran muy rápidamente. Después Petra hace lo que quiere como si los tuviera en un puño, así que no es ninguna tonta la Labrador negra.
El miércoles a la vuelta del trabajo lo conoció Ely y ella también se enamoró de Séptimo, así habíamos quedado en que sería su nuevo nombre. El séptimo de la camada. Lo hizo pasar a dormir en su cuarto mientras yo debí salir al centro. Esa noche y la siguiente, durmieron con nosotros en la habitación; Séptimo y Una.
El jueves me empecé a poner muy nervioso porque al día siguiente me tocaba venir a Unquillo y presentárselo a los machos, Rafael y Leas y a la hembra dominante; La Cachorra. Así que luego de recibir sendos consejos de nuestro Veterinario y de un adiestrador de perros, que conocí justamente el viernes pasado, ayer como a las 9:30 hs me encontraba en la esquina de nuestra casa de Unquillo. Lo baje del auto, le puse su collar de ahorque y empezamos a caminar hasta la casa. En la puerta comencé a llamar a mis otros perros, pero éstos no acudieron a mi llamado, así que lo hice pasar al parque y la primera que nos vio fue La Cachorra, se le notaba su miedo y nerviosismo, pero se le acercó e hizo la presentación típica que hacen los perros, olisquearse por todos lados. En eso los otros dos machos que seguramente estaban dormidos en la galería, escucharon ruidos y salieron corriendo y ladrando como cuando llegan desconocidos, y ahí se dieron con tremenda mole. Ellos tampoco se acobardaron, hicieron también sus presentaciones respectivas.
Mi corazón comenzó a latir normal. ¡Se habían aceptado! Así que ahí solté a Séptimo, dejándolo libre y lo llevé a conocer la casa por dentro. La Cachorra cuando pasamos por su habitación (el living) inmediatamente marcó territorio dándole una buena mordizqueada. Séptimo se comportó como todo un caballero respetuoso y se la bancó.
Al rato Séptimo propuso el típico juego de salir corriendo por el parque con los otros machos por detrás, corrían y se mordisqueaban inocentemente. Ahí sentí que sellaban su amistad y al fin me quedé de lo más tranquilo. Séptimo había sido adoptado por la jauría completa y él había adoptado a su nueva jauría, la de aquí y la de allá.
Ahora están haciendo luchitas un poco subidas de tono para reorganizar su jerarquía, creo que no será una taréa fácil entre ellos.
Cabe destacar que hemos estado averiguando entre el Veterinario, el nuevo amigo adiestrador que justamente conocí misteriosamente el viernes pasado y el Sr Google y hemos llegado a la conclusión que este es un perro de los denominados "perros de diseño", llamado Mastweiller, dado que es una cruza entre Rotweiller y Mastín Ingles. Es un perro muy caro dado que suele costar hasta 1.000 Euros.
No cabe duda que ha sido un regalo de Dios para mi cumpleaños, pues toda mi vida soñé con tener un perro así de grande, así como también a lo largo de mi vida había soñado tener un perro como Leas y otro como La Cachorra. Así que esto es una más de mis pruebas de que todos mis sueños se me han ido cumpliendo y tengo que creer que se me seguirán cumpliendo. También la cosa es prueba de que los sueños se presentan con los aditamentos que les pone Dios, como cuando me trajo a Rafael y a Una de yapa, de quienes me hice cargo por haber sido los dos abandonados y debí aprender a amarlos igual que a todos los demás. Y con esto acabo:
La jauría de Unquillo estará constituida, cuando Una sane de su reacción dérmica y sea castrada, por ella, su madre, Séptimo, Leas y Rafael y en Córdoba quedarán madre e hija labradoras, para que Ely y los vecinos estén más tranquilos.
La jauría de Unquillo estará constituida, cuando Una sane de su reacción dérmica y sea castrada, por ella, su madre, Séptimo, Leas y Rafael y en Córdoba quedarán madre e hija labradoras, para que Ely y los vecinos estén más tranquilos.
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